Llevo 32 horas sin dormir. Escucho música para que pasen más deprisa. Ahora empiezo a oir los patos sin parar de imaginarme el próximo verano. Con nuevas imágenes, cartas. Aqui todo es bastante acromático. Empiezo a perder los estribos con preguntas. Huelo a croissant a todas horas. Me gusta ver tu ropa encima de la mesa, aunque sin ningún motivo la extraño ver puesta. Han intentado urdir en tu vida: cuanto tiempo llevo a tu lado. És horroroso. De vez en cuando una bocanada de café invade mi imaginación. Pero ahora llega él:
- Muy bien, ¿sabe? acabo de ver a mi hija Luna, me ha preguntado sobre mi trabajo-se me escaba la risa por debajo de mi humilde enojo-. Le he dicho que tengo una amiga que lo contaría mejor- me clavaba cada palabra en un chute de ironía- ¿le gustaría ayudarme?
- Por supuesto, siempre es un placer. Digale que entre, que seguro que quiere ver que clase de policía defiende los derechos de Dios antes que a cualquier madre.
- De acuerdo. Susana, ¡entra vida! Hazle unas preguntitas- dijo sin dejar de mirar mis ojos enfundados en mis párpados, ya que el sueño me derrotaba-. ¿Le apetece, verdad?
Pesondía por instinto a las preguntas del cerdo, pero policia, que tenía delante.
Llegó una niña que apenas llegaba (incluso con coletas) al pomo de la puerta.
- Buenas tardes Sra. Sebastián. ¿Le importaría responderme a unas preguntas?
- Por supuesto, amor. ¿Me permite a mi una pregunta primero?- le respondí mientras ella avanzaba a la silla que su padre le indicó- ¿Quién le hizo esas coletas?
Caminaba nerviosa. Preguntándose qué carajo hacia preguntandole sobre el trabajo de un policía a una enmanillada.
Asintió con sus coleta. levaba una libreta roja y un vestido azul, sus zapatos parecias los de una muñeca. Tenía la piez cristalina y sus ojos más bien garzos, observándome con miedo supongo que por su perfecta objetividad, ya que su padre era el bueno y yo la asesina. Su voz era justo la que le ponía acada uno de mis personajes no tan malos y me miraba
-Mi Tatá, una amiga de María, la cocinera. ¡Viene cada semana sólo para ordenar mi habitación! Así mamá ya no me riñe.
- No sabía que un policía podía tener cocinera y Cenicienta- respondí mirando firmemente al Comisario- ¿lo sabía usted, señorita?
- Es que mi papá es de los buenos. los demás no tienen ni habitación propia de un caballero. Son todos unos vagos. De momento no he visto ninguno con la cama bien hecha, lo se porqué he ido a su casa con mi papá. No se vaya usted a creer que le miento- respondió abriendo los ojos como platos- ¿lo sabía usted, señorita?
- ¿Es que los demás son malos?
- Pues creo que no- respondió frunciendo el ceño-. Pero le aseguro que como mi padre no hay ninguno- aclaró -. Una pregunta rápida, ¿señorita, verdad?
- Antes de seguir con usted me gustaría aclarar un par de cosas: primera- dije ilustrando mi dedo con un gesto amable, pero encadenado- soy de las buenas - afirmé autoconvenciéndome- segundo: Sí, soy señorita. Y tercero: Me encanta que hayas venido a hacerme tú el interrogatorio, eres una niña enncantadora.
- Grácias- respondió avergonzada- ¿le importaría que empezaramos?- dijo con voz un tanto repelente.
- Por supuesto- recolocándome en la silla-. A ver cuénteme.
dimarts, 26 de maig del 2009
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Bueno, ya te he agregado, o al menos lo he intentado, pues me daba error diciéndome que el servicio estaba disponible.
ResponEliminaSi no te sale nada, agrégame tú a mí, que mi dirección está en el perfil.
Por cierto, te seguiré leyendo, que tampoco pinta nada mal lo tuyo.
M' encanta tia, m'encanta. No sé quin es millor, en serio.
ResponEliminaT'estimo! =D