dissabte, 7 de novembre del 2009


XX

Pero sucedió que el principito, habiendo caminado largo tiempo a través de arenas, de rocas y de nieves, descubrió al fin una ruta. Y todas las rutas van hacia la morada de los hombres.

-Buenos días -dijo.
Era un jardín florido de rosas.
-Buenos días -dijeron las rosas.
El principito las miró. Todas se parecían a su flor.
-¿Quienes sois? -les preguntó, estupefacto.
-Somos rosas -dijeron las rosas.
-¡Ah! -dijo el principito.Y se sintió muy desdichado. Su flor le había contado que era la única de su especie en el universo. Y he aquí que había cinco mil, todas semejantes, en un solo jardín.

"Se sentiría bien vejada si viera esto -se dijo-; tosería enormemente y aparentaría morir para escapar al ridículo. Y yo tendría que aparentar cuidarla, pues, si no, para humillarme a mi también, se dejaría verdaderamente morir..."

Luego se dijo aún: "Me creía rico con una flor única y no poseo más que una rosa ordinaria. La rosa y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los quales, quizá está apagado para siempre. Realmente no soy un gran principe..." Y tendido, sobre la hierba, lloró.


XXI


El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
-No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es unico en el mundo.
Y las rosas se sintieron molestas.
-Sois bellas, pero estáis vacías-continuó-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa que he regado. puesto que es ella la rosa que puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa que abriqué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa que escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Porque ella es mi rosa.



EL PRINCIPITO, Anoine de Saint-Exupéry



dimarts, 1 de setembre del 2009

Miedo a...


Ayer pensaba en cuanta gente salía sin más de todo esto. Y me da miedo, a veces me da miedo, casarme y tener hijos. Una casa con jardín y un cocker. Llegar a casa y sentarme a ver la televisión, abrazada a mi marido... Los domingos barbacoa y Lambrusco. Tener un trabajo con un sueldo aceptable, haver la pelota e ir de vacaciones a Mallorca...

Tengo miedo a ser normal sin más, nacer un día, tener una infancia feliz, con padre, madre y hermanas... Buena gente... Gente corriente... Tengo miedo a pasear por Las Ramblas sin más, sin nadie con quien tropezarme...

Pero miedo más que nada a envejecer y haber hecho volar el tiempo, tan rápido y porque si...

Me gustaría haber pisado una cárcel, aunque fuera por robar una barra de pan y pasar un par de días; me gustaría ir a la India a dar de comer a niños pobres, vestirlos de colores y salir a jugar, me gustaría hacer una maratón larguísima en qualquier parte del mundo; estar en un concierto de los que hacen história y que nos tengan que echar a patadas por que queremos más; me gustaría luchar por las mujeres maltratadas y montar una asociación donde acojerlas; me gustaría viajar a Brasil y perderme en los barrios más peligrosos; tener un amante famoso y poder reírme de los chismes que cuantan en las revistas sobre él...

Ser feliz de otro modo, uno más divertido. No quiero que los niños tengan que estudiarme en la escuela pero quiero formar una pequeña parte de ella, quiero que un día alguien diga:

"Ah! Pues ella también estaba allí..."

No sólo entrar, pasar y salir... Quiero bailar un poco antes de irme.


Julieta.

dimecres, 19 d’agost del 2009

dimarts, 18 d’agost del 2009

Sabe que voy a luchar por ella.


Joder, pues hazlo. ¿O que vas a hacer? ¿Reír? Coño, llora. Abrázate a quien debas. No vas a ser menos por llorar. De hecho, voy a obligarte a hacerlo, a que lo pases mal, para que me digas si vale o no la pena.

Porque sabes, que cuando hayas acabado con todos los paquetes del mundo sólo te quedará luchar. No te resignes a perderla. Sabes que es ella quien debe conducirte. Por que si no, vas a caer en picado. Va a caer TÚ. Y ella va a conseguir lo que se propone. Olvidarte. Y no. Eres tú la ganadora.

TU ERES SU RUEDA.


¿Vas a ahogarte en el fondo? No hay tiempo. Tienes tres meses. ¿Vas a reír o a luchar? ¿Lo merece?

Recuerda que un coche necesita cuatro ruedas, pero sólo hay una que va detrás. Y es lo suficiente grande como para resistir el peso del oche si se lo propone. Me equivoqué, no dejes que se estrelle hazte con el control y arranca.

TU PUEDES OCUPAR EL SITIO DE TODAS, PORQUE TU SITIO ES EL DE LAS CUATRO.

dilluns, 10 d’agost del 2009

Silencio. Vacío. Burbujas. Aire. ¿Aire? ¿Cómo se supone que debería quererle? ¿Por que mierda le hago caso? ¿No se supone que no me ama? Me odio. Un timbre. Salgo del agua. Inspiro y espiro. Mierda, ya està aquí. Jabón por todas partes.

- Mierdamierdamierda. Esque no soy más imbécil...

Rapidamente me aclaro y me enrollo en una toalla azul. Me enrollo otro en la cabeza. Espejo. ¡DIOS QUE POCO ELEGANTE! Me desenrrollo rapidamente la toalla de la cabeza y recoloco el pelo con la cabeza. ¡MADRE MIA! Lo tiro para atrás. Paso. El timbre.

Corro dejando huellas blancas a mi paso. Todo el piso lleno de jabón. Imagino que empiezan a surgir burbujas de colores de ellas, todo lleno de pececitos de colores nadando sin agua, flotando... Vuelvo.

- Hola! Pasa. Me había olvidado -vuelvo a ver las pisadas de jabón, desenrollo mi toalla y las limpio; en bolas. Vuelvo. Me giro -. Perdón -vuelvo a colocarme la toalla-. Puedes sentarte, me visto y hablamos.

No vuelvo a recibir pacientes en casa.

Cojo un tanga negro, a conjunto con el vestido, también negro. Tacones de aguja, RIMMEL y me acabo de peinar y secar. ¡POR DIOS, QUÉ BAÑO! Recojo las toallas para que no me duelan los ojos. Pintalabios rojo. Salgo corriendo.

- Siento que me hayas tenido que ver de esta forma, no es muy profesional, que digamos... Bien. ¿Tomas café?

- Sí, grácias. No te preocupes.

Que verguenza. De ésta no salgo.

- Eres muy graciosa.

¿Graciosa? Menudo hijo de puta... Se lo voy a pasar a Belén. ¡Joder con el café, como quema! Voy saliendo de la cocina. Sonrío. ¿Graciosa? Capullo.

- Bueno. Aquí tienes. De veras, lo siento. -¿Me está mirando las tetas? Mierda, el sujetador. Me miro, sonrío- Un segundo.

Fui a la habitación

- Tranquila, vuelvo en media hora si quieres... De todas formas hoy no me encuentro muy sociable. Y creo que hemos entrado en unas confianzas que no sé si contarte lo de mi divorcio hoy...

- Cierto, tengo una compañera bueníssima. La puedo llamar ahora mismo. Belén, un encanto.

- E... de hecho, me gustas. Eres más... persona. Odio formalidades. -¿Me toma el pelo? Llevo cinco años ejerciendo y soy de las mejores de Barcelona. Formalidades. Será capullo. Y encima me va a tocar no cobrarle.- Ya sabes, todo eso de escuchar y callar... Parecer perfecta y apartar tus problemas durante una hora... Me gustas así. Y si no te importa a tí... -pues es guapo y todo.

- Como quieras. Pero olvidemos los últimos veinte minutos. Me penalizarían los del colegio de psicólogos. Pero si no te importa venir mañana...

Se levantó sonriendome y negando con la cabeza. Le acompañé hasta la puerta con el brazo joder que alto. Bueno mi metro sesenta tampoco ayuda...

- Marta, ¿no? Gracias por todo. Te llamo y quedamos mañana, ¿te parece? -carraspeó- Por cierto, un culo precioso, de los que no quedan -le miré tan seria como pude. Tenía gracia. Seriaseriaseria.

-Hasta otra, eh? Venga.

Cerré la puerta de un golpe. Que bueno que estaba...

!Joder que casa! No lo lipio ni de coña, llamo a Valeria. Me miro al espejo. De perfil. Pues si que tengo un buen culo...

diumenge, 9 d’agost del 2009

El cuento.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?El maestro, sin mirarlo, le dijo: "Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después..." Y, haciendo una pausa, agregó: "Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar".

-E... encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

- Bien -continuó el maestro. Se quitó el anillo que llevaba en el dedo meñique de su mano izquierda y dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. dbeo de vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no haceptes menos de una moneda de oro.Vete y egresa con esa moneda lo más rápido que puedas.El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.

Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que ueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero creo que yo no puedo engañar a nadie sobre el verdadero valor del anillo.

-Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contestó sonriente al maestro-. Debemos conocer primero el valor del anillo. Vuelve a montar en el caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él.. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

-Dile al maestro, muchacho que si lo quiere vender ya mismo no le puedo dar más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.

-¿Cincuenta y ocho monedas?-exclamó el joven-

-Sí -replicó el joyero-. Yo sé que con el tiempo podríamos obtener cerca de setenta monedas, pero si la venta és urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida intentando que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

Jorge Bucay.

dissabte, 6 de juny del 2009

No se puede vivir sin aire.

Para que vamos a negarlo. No somos imortales llevamos años intentando demostrarnos que somos capaces. Pero no. Hasta los diez años pensé que una vida en la que yo no estuviera. Pero ahora no sé porqué cada día me da más la sensación que yo no existo. No soy nadie. En este mundo: nadie. A pesar de que nos digan que sin nosotros nada sería igual... Mentira. Todo andaría igual, en más o menos tiempo. Todos somos precindibles.

Pero ahora no lo entiendo, no me veo a mí de mayor. Todavía me siento demasiado pequeña para poder vivir. Esa responsabilidad que nadie espera hasta que se la encuentra en la ventana. Pidiendo que le abran. Yo quiero dejarla morir allí. Congelada. Que uera conmigo si es necesario. Pero ante todo que no entre. Sería el caos.

Hace poco leí un relato de una amiga mía. Ana:
Nunca dejes de avanzar, porqué por mucho que te retengas a andar por el camino de la vida, el final llegará igual.. lo importante es disfrutar de cada minuto, cada segundo... cada momento por pequeño que sea... eso no importa, porqué nunca sabes cuando la vegetación del bosque impedirá que sigas avanzando, nunca sabes cuando tendrás dos caminos para elegir, y tampoco sabes cuál será el corto, ni cuál será el largo... porqué en este recorrido, hay que afrontarlo todo hasta el último momento. No corras.. tampoco vayas muy despacio... no vayas vigilando siempre que no haya ninguna piedra con la q tropezar... porqué si tropiezas... caerás... y te volverás a levantar, y si no logras levantarte... entonces cierra los ojos y piensa en lo bonito que ha sido ir de pie.
Yo ahora me siento, no herida por la caída. Sino apalizada por los mismos árboles. Sin fuerzas para levantarme y abrir la puerta. Dejar que se haga de día y que entren los pájaros. Que el sol lo ilumine todo. Es sinembargo, tan difícil irar el pomo que ni tan sólo me doy cunta de que la puerta cederá, tanto si se la abro como si no. A partir de allí empezará a volar el tiempo. Tan rápido como una simple calada. Creo que es eso a lo que temo. El tiempo. Que se agote y no vuelvan a darle cuerda al reloj.

Luna. Deberías haber empazado a llorar. En cambio nos dejaste todas tus lágrimas para sembrar Tarragona entera. Pero es él quién te enseñará a caminar y a hablar. Déjale, es demasiado fuerte para resistirte.

Atentamente: Júlia Cordovilla.


dimarts, 26 de maig del 2009

Cartas de una madre al Cielo.

Llevo 32 horas sin dormir. Escucho música para que pasen más deprisa. Ahora empiezo a oir los patos sin parar de imaginarme el próximo verano. Con nuevas imágenes, cartas. Aqui todo es bastante acromático. Empiezo a perder los estribos con preguntas. Huelo a croissant a todas horas. Me gusta ver tu ropa encima de la mesa, aunque sin ningún motivo la extraño ver puesta. Han intentado urdir en tu vida: cuanto tiempo llevo a tu lado. És horroroso. De vez en cuando una bocanada de café invade mi imaginación. Pero ahora llega él:
- Muy bien, ¿sabe? acabo de ver a mi hija Luna, me ha preguntado sobre mi trabajo-se me escaba la risa por debajo de mi humilde enojo-. Le he dicho que tengo una amiga que lo contaría mejor- me clavaba cada palabra en un chute de ironía- ¿le gustaría ayudarme?
- Por supuesto, siempre es un placer. Digale que entre, que seguro que quiere ver que clase de policía defiende los derechos de Dios antes que a cualquier madre.
- De acuerdo. Susana, ¡entra vida! Hazle unas preguntitas- dijo sin dejar de mirar mis ojos enfundados en mis párpados, ya que el sueño me derrotaba-. ¿Le apetece, verdad?
Pesondía por instinto a las preguntas del cerdo, pero policia, que tenía delante.
Llegó una niña que apenas llegaba (incluso con coletas) al pomo de la puerta.
- Buenas tardes Sra. Sebastián. ¿Le importaría responderme a unas preguntas?
- Por supuesto, amor. ¿Me permite a mi una pregunta primero?- le respondí mientras ella avanzaba a la silla que su padre le indicó- ¿Quién le hizo esas coletas?
Caminaba nerviosa. Preguntándose qué carajo hacia preguntandole sobre el trabajo de un policía a una enmanillada.
Asintió con sus coleta. levaba una libreta roja y un vestido azul, sus zapatos parecias los de una muñeca. Tenía la piez cristalina y sus ojos más bien garzos, observándome con miedo supongo que por su perfecta objetividad, ya que su padre era el bueno y yo la asesina. Su voz era justo la que le ponía acada uno de mis personajes no tan malos y me miraba
-Mi Tatá, una amiga de María, la cocinera. ¡Viene cada semana sólo para ordenar mi habitación! Así mamá ya no me riñe.
- No sabía que un policía podía tener cocinera y Cenicienta- respondí mirando firmemente al Comisario- ¿lo sabía usted, señorita?
- Es que mi papá es de los buenos. los demás no tienen ni habitación propia de un caballero. Son todos unos vagos. De momento no he visto ninguno con la cama bien hecha, lo se porqué he ido a su casa con mi papá. No se vaya usted a creer que le miento- respondió abriendo los ojos como platos- ¿lo sabía usted, señorita?
- ¿Es que los demás son malos?
- Pues creo que no- respondió frunciendo el ceño-. Pero le aseguro que como mi padre no hay ninguno- aclaró -. Una pregunta rápida, ¿señorita, verdad?
- Antes de seguir con usted me gustaría aclarar un par de cosas: primera- dije ilustrando mi dedo con un gesto amable, pero encadenado- soy de las buenas - afirmé autoconvenciéndome- segundo: Sí, soy señorita. Y tercero: Me encanta que hayas venido a hacerme tú el interrogatorio, eres una niña enncantadora.
- Grácias- respondió avergonzada- ¿le importaría que empezaramos?- dijo con voz un tanto repelente.
- Por supuesto- recolocándome en la silla-. A ver cuénteme.

dijous, 21 de maig del 2009

En mi pequeño mundo.

No sé porqué empezar esto. Creo que me voy a basar en pasar mi libreta azul aqui, para que no se mojen las palabras y desaparezcan. Mi primer escrito, debe hacer unos... cuatro años y a partir del cual empecé a escribir.

No sé de que me sirve vivir si me gana la muerte. No sé porqué te observo si mi odio me ciega. ¿Porqué debo andar, pues? Si tengo cojera de vivir tanto. Me aburre pensar de que me sirve despertarme, pues durmiendo se pasa el tiempo más deprisa. Sólo se sueña lo que no se vive, para vivir soñando. Y ése duro presentimiento de que lo haces casi todo mal, como si te bañaras en aceite espeso del que nunca saldrás limpio. Porqué lo que llena el casi es soñar. Y me paso la vida viviendo.



Grácias.

J.Cordovilla